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 Serafín Estébanez Calderón

 

Serafín Estébanez Calderón (Málaga, 1799 - Madrid, 1867) fue político, flamencólogo, poeta, crítico taurino e historiador arabista. Es considerado, junto a Larra y Mesonero Romanos, uno de los principales escritores costumbristas de España, y a su vez, el máximo representante del costumbrismo andaluz.

 

Nacido en Málaga, de familia económicamente modesta, Estébanez Calderón pasa sus primeros años con su familia hasta la muerte de sus padres. El huérfano se halla en la protección de sus tíos, gracias a quienes recibe una educación esmerada. En el colegio de Antonio Recalde cursa las primeras letras, teniendo como condiscípulo a Andrés Borrego con quien mantendrá una larga y profunda amistad. Tras el estudio en Leyes y Humanidades en la Universidad de Granada, todavía muy joven, logra la cátedra de Griego en 1819. Vuelve a su ciudad natal, donde trabaja como abogado y después, como catedrático de Retórica. En 1824, durante la invasión de Los Cien Mil Hijos de San Luis, se refugia en Gibraltar por su identificación con el liberalismo. Regresa a España en 1825, retoma su profesión de abogado en Granada hasta su partida a Madrid en 1830.  En la capital, inicia sus colaboraciones en la prensa bajo el seudónimo El Solitario en acecho, abreviándolo más tarde a El Solitario. Interviene en el Correo Literario y Mercantil, y funda, junto a Mesonero Romanos, Cartas Españolas, en cuyas hojas florecen sus poemas, artículos de costumbre, reseñas bibliográficas. En esta época, también publica sus primeros poemas, más tarde reunidos en Poesías (1831), con el otro seudónimo suyo, E. Sefinaris. Tiene también otras publicaciones poéticas como las que aparecen en El observatorio Pintoresco (1838) y los posteriores poemas amorosos dedicados a su esposa Matilde Livermore y Salas.

 

Estébanez Calderón se aproxima a la política en 1833, primero como periodista en la prensa mercantil, redactor del Boletín de la Junta de Comercio, redactor principal y director del Diario de la administración, y también traductor, de Principios de Administraciones de Carles Jean Bonnin. Un año después, participa en la Primera Guerra Carlista como auditor general del Ejército del Norte. Entre 1835 y 1838, ocupa sucesivamente puestos como jefe político de Logroño, Cádiz y Sevilla. En 1839, después de su boda, inicia con ayuda de su esposa una etapa espléndida de su carrera política. En el periodo comprendido entre 1839 y 1856 ejerce como diputado de las Cortes en diversas legislaturas, ministro, consejero de Estado, senador, y Consejero Real, cargos éstos que le facilitan dedicarse a su afición bibliófila. Merece la pena mencionar que su valiosa biblioteca privada será trasladada a la Biblioteca Nacional de España tras su muerte.

 

A pesar de este activismo en la política de la época, la literatura de El Solitario no se ve influida por ninguna ideología política. En cambio, su mayor aportación literaria se arraiga en su origen andaluz y su apego a la cultura popular andaluza. Desde la novela Cristianos y moriscos (1838), «La celestina» (1843) en Los españoles pintados por sí mismos, hasta sus numerosos artículos de costumbres, recogidos en su principal obra Escenas Andaluzas (1846). Con un estilo muy elaborado, un léxico colorido y selecto y la recreación de los rasgos típicos del habla andaluza, a menudo exagerados y chistosos, el conjunto de su obra se eleva al rango más brillante del costumbrismo español.

 

Serafín Estébañez Calderón interviene en el Semanario Pintoresco Español en nueve ocasiones, entre 1842 y 1851, cuatro de ellas pertenecen al género poético, tres son artículos de costumbres, y una dedicada a la cátedra de árabe en el Ateneo de Madrid. «La sorpresa» es la única colaboración de El Solitario que, después de un detallado examen, adscribimos al género cuento.

 

Asimismo, en El Laberinto, Estébanez Calderón, bajo el seudónimo El Solitario, interviene con un poema titulado «Soneto. A la fausta reaparición de la escarapela Roja en el ejército español». Un año después firma en El Siglo Pintoresco su artículo de costumbres: «Costumbres. Asamblea general de los caballeros y damas de Triana y toma de hábito en la orden de cierta rubia bailadora» y en 1846 «Costumbres. Gracias y donaires de la capa». En la misma revista, pero con el seudónimo de Merlín colabora con tres «Revistas» del mes de octubre y diciembre de 1845 y de enero de 1846.

 

Por último, en El Mundo Pintoresco, en 1858, se cataloga una reseña histórica firmada por el autor sobre la cuestión de la localización de Munda, un lugar legendario en la época. Por otra parte, el autor colabora con otros tres sonetos en 1859, «A la ciudad de reina de Andalucía», «La vida en la muerte», «A don Alfonso el Sabio».

 

Cuentos

 

El Solitario, «Amena literatura. La sorpresa», Semanario Pintoresco Español, 8 (21 de febrero de 1847), p. 63; 9 (28 de febrero de 1847), pp. 68-69.

 

Otras publicaciones

 

El Solitario, «La feria de Mayrena», Semanario Pintoresco Español, 48 (27 de noviembre de 1842), pp. 382-384. [«Sus vinos y alcores lleva…»]

El Solitario, «Soneto. A la fausta reaparición de la escarapela Roja en el ejército español», El Laberinto, II, 1 (1 de noviembre de 1844), p. 13. [«Esa, español, que ves ardiente llama…»]

El Solitario, «Costumbres. Asamblea general de los caballeros y damas de Triana y toma de hábito en la orden de cierta rubia bailadora», El Siglo Pintoresco, I, 8 (Noviembre de 1845), pp. 226-236. [Gs.]

Merlín, «Revista del mes de octubre», El Siglo Pintoresco, I, 7 (Octubre de 1845), pp. 187-192.  [Gs.]

Merlín, «Revista del mes de diciembre», El Siglo Pintoresco, I, 9 (Diciembre de 1845), pp. 281-286. [Gs.]

Merlín, «Revista del mes de enero», El Siglo Pintoresco, II, 1 (Enero de 1846), pp. 22-24. [Gs.]

El Solitario, «Costumbres. Gracias y donaires de la capa», El Siglo Pintoresco II, 9 (Septiembre de 1846), pp. 198-207. [Gs.]

El Solitario, «Poesía. Romance», Semanario Pintoresco Español, 48 (29 de noviembre de 1846) pp. 382-383. [«En un alazán brilloso…»]

El Solitario, «El mar en las noches de estío», Semanario Pintoresco Español, 48 (29 de noviembre de 1846), p. 383. [«La luna ya en el cielo…»]

El Solitario, «Poesía. Vacaciones del muchacho», Semanario Pintoresco Español, 13 (28 de marzo de 1847), pp. 102-104. [«En rabos de Marzo…»]

El Solitario, «España pintoresca. Un paseo por las Huelgas de Burgos», Semanario Pintoresco Español, 39 (26 de septiembre de 1847), pp. 305-307. G.

Serafín E. Calderón, «Discurso pronunciado en la apertura de a cátedra de Árabe del Ateneo de Madrid. Conclusión», Semanario Pintoresco Español, 47 (19 de noviembre de 1848), pp. 373-375.

El Solitario, «Grandezas del poeta», Semanario Pintoresco Español, 9 (2 de marzo de 1851), p. 71.

S. Estévanez Calderón, «Cuatro palabras sobre Munda»,  El Mundo Pintoresco, I, 8 (30 de mayo de 1858), pp. 63-64.

El Solitario, «Soneto. A la ciudad de reina de Andalucía», El Mundo Pintoresco, II, 39 (25 de septiembre de 1859), p. 311. [«Casas moriscas, palios con jazmines…»]

El Solitario, «Soneto. La vida en la muerte», El Mundo Pintoresco, II, 42 (16 de octubre de 1859), p. 336. [«Voló ya un año desde el crudo instante en que la suerte con rigor impío…»]

El Solitario, «A don Alfonso el Sabio. Soneto», El Mundo Pintoresco, II, 47 (20 de noviembre de 1859), p. 376. [«Naciste rey: el trono apetecido solo te dió desvelos y amargura…»]

 

Siwen Ning

Bibliografía consultada

 

Blecua, José Manuel, ed., Escritores costumbristas, Mariano José de Larra, Mesonero Romanos y Serafín Estébanez Calderón, Zaragoza, 1946.

Cánovas del Castillo, Antonio, El Solitario y su tiempo: Biografía de Serafín Estébanez Calderón y crítica de sus obras, Madrid, Imprenta de A. Pérez Dubrull, 1883.

 

 

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