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Buscador · Informe de cuentos · «Halewa. Leyenda árabe »

Título: «Halewa. Leyenda árabe»
Variantes del título:
Autor: Paz, Abdón de - ()
Revistas: El Museo Universal, X, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 43, 44, 45 (2 de septiembre de 1866; 9 de septiembre de 1866; 16 de septiembre de 1866; 23 de septiembre de 1866; 30 de septiembre de 1866; 7 de octubre de 1866; 14 de octubre de 1866; 28 de octubre de 1866; 4 de noviembre de 1866; 11 de noviembre de 1866), pp. 278-279, 287-288, 295-296, 303-304, 311-312, 319-320, 327-328, 342-343, 350-351, 358.
Volúmenes:
Variantes:
Resumen: En los tiempos de la guerra entre cristianos y árabes, al norte de Sierra Morena, un joven montado en un caballo va a visitar al sabio de la gruta. Se identifica como el amante desventurado, se llama Aben-Hamar y es conocido como «el poeta de los poetas». Aben-Hamar cuenta al mago que conoció en sucesivas apariciones a una joven que resultó ser la esclava conocida con el nombre de «la hada de Meruan», llamada Halewa. Halewa y Aben-Hamar se enamoran y éste le promete librarla de la esclavitud, aunque Halewa sabe que la sultana ama al poeta. Aben-Hamar tiene que viajar a Medina-Saracusta (Zaragoza). A su vuelta el amo de Halewa, Acab, ha muerto y nadie sabe dónde está la esclava. El mago y sabio Saulgalib enseña al poeta un libro en el que puede leer la historia de Halewa. Sabe entonces que su madre, Sol, una joven cristiana de Zamora que fue comprada en tiempos de la conquista de España por el judío Acab, se enamoró del Califa Abderrahamn, el padre de Alhakem y tuvieron una hija, Halewa. Pero la sultana, Kinza, sabe de los amores de su marido y, presa de los celos y ayudada por Acab, mata a Sol y jura vengarse también en su hija, que se queda con Acab. El mago le cuenta entonces a Aben-Hamar que Acab tiene a Halewa en el Alcázar de Medina-Zahara y que Alhakem está enamorado, sin saberlo, de su hermana. Pero advierte también el mago al poeta de que esa misma noche podrá ver a Halewa y de que no dude de su fidelidad. Entonces el mago baja del escabel y realiza un hechizo y después de esto le entrega a Aben-Hamar un anillo con una esmeralda que lo protegerá sólo durante un día y que le permitirá ver esa noche a Halewa, aunque le previene de que debe ser virtuoso para que le hechizo del anillo funcione.


Kinza, la sultana, es una bellísima pero vanidosa muchacha, que se niega a tomar como marido al impuesto por sus padres y abandona su hogar quedando finalmente sumida en la pobreza. Un día en que la muchacha llega a Córdoba pobremente vestida, ofrece su alma a Eblis. Eblis acepta el trato pero antes le advierte que tendrá todo lo que desee hasta un plazo de cien años; y le cuenta la historia de Sol y de Halewa, tal y como el lector conoce; también le augura que se enamorará de un poeta y que si consigue su amor y el pergamino que tiene Alhakem alcanzará la felicidad completa; si no fuere así, llegará la hora fatal y el alma de Kinza pasará a ser de Eblis. Kinza acepta y todo se cumple según lo estipulado. Efectivamente, Aben-Hamar ve a la sultana y queda prendado de su belleza. Kinza tienta a Aben-Hamar y éste empieza a ceder a sus encantos. Entonces aparece un caballo negro sobre el que Aben-Hamar inicia un viaje maravilloso que lleva al poeta y a Kinza a observar desde los aires Roma, Atenas, Estambul, Damasco, Mosul, La Meca, hasta llegar al alcázar de Eblis. En ese momento el reloj señala la medianoche y Kinza, llevada por el poder de Satanás, se sumerge en las aguas del lago. Tras esta visión Aben-Hamar despierta como de un profundo letargo y se encuentra en las orillas del Mar Muerto; entonces recuerda a Halewa, su sortija y la infidelidad cometida. Camina sin rumbo cierto hasta que cae adormecido.


A continuación el lector asiste al enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal, y la lucha aterradora de Aben-Hamar por recuperar a Halewa. Aben-Hamar es capaz de trasladarse «con los ojos del alma» al palacio de Medina-Zahara y presenciar la escena en la que Alhakem pretende hacer suya a Halewa. En el forcejeo la protagonista se entera de que Alhakem es hijo de Sol y le revela entonces que su unión es imposible, pues son hermanos. Halewa amenaza a Alhakem con beber un veneno antes que caer en sus brazos, y finalmente lo hace ante la impotencia de Aben-Hamar que lo ve todo pero nada puede hacer porque está preso del sueño, y de Kinza. Sin embargo, en el momento en que el veneno surte efecto, el anillo de esmeralda empieza a actuar y Aben-Hamar se hace visible y se funde en un abrazo a la moribunda Halewa.


Finalmente, Aben-Hamar despierta de su horrorosa visión y suplica a Alá que haga que la sortija cobre su poder. Alá lo escucha y ordena que las huríes trasladen al poeta hasta el castillo de Medina-Zahara. Entonces se hace presente en la escena que había visto en sueños. Se oye el canto del gallo y Kinza arroja al suelo el pergamino, pues su poder ha concluido. Entonces aparece una figura negra que se hace dueño de él y que se coloca entre Alhakem y Aben-Hamar. En esa figura reconoce Alhakem a Acab y Aben-Hamar al mago Saulgalib, que entrega el pergamino al poeta, le anuncia que el poder de Kinza ha concluido y que él puede unir su destino al de Halewa porque también pertenece a una noble estirpe. Entonces Aben-Hamar pide al mago que resucite a Halewa, y así lo hace mediante otro filtro. Alhakem lee el pergamino en que se mandan los designios de su padre. Allí Abderrahman designa que Halewa sea reconocida como sultana del imperio. Con un final trepidante, Alhakem se arrepiente de lo ocurrido y su hermana, revivida se abraza a él. A continuación Halewa pide el consentimiento a su hermano para casarse con el poeta. Entonces Alhakem se dirige a Acab-Saulgalib y le pregunta quién es. El mago se coloca en mitad de la escena y advierte que ha contado la «Historia de la raza maldita». La pareja vive feliz durante muchos años y cuando creen que está cercana su hora mandan construir un sepulcro en el que reposar juntos. La conclusión recuerda que en ese sepulcro cada tarde se posan dos palomas blancas y que las gentes creen que son el alma de Halewa y de Aben-Hamar.

Temas, motivos y tipos: Amor. Celos. Cristiana robada. Diablo. Envenenamiento. Mago. Objeto/s mágico/s. Pacto con el diablo. Perdón. Poeta. Salvación in extremis. Seducción. Seres mágicos. Sueño. Viaje maravilloso.
Aspectos formales: Se estructura en cuatro partes subdivididas en breves capítulos, algunos de ellos de solo unas pocas líneas, además de una Introducción y una Conclusión. Todo ello marcado con numeración romana. Las cuatro partes tienen los siguientes títulos: I. “La gruta del mago” y está dividida en diez capítulos; II. “El alcázar de Eblis” compuesta por quince capítulos; III. “El sueño de Aben-Hamar” que consta de doce capítulos; y IV. “¡Alá-Akbar! (¡Dios es grande!)”, dividida en dieciocho capítulos.


La narración propiamente dicha no se inicia hasta la primera parte, “La gruta del mago”, limitándose la introducción, muy breve, a ser una serie de exclamaciones en torno a los temas de la narración: el poder divino, la justicia de Dios (Alá), la lucha entre el Bien y el Mal, el castigo de los pecadores… La conclusión, en cambio, sí que se integra en ella ya que cuenta qué fue los protagonistas tras los acontecimientos narrados.


El narrador es omnisciente y no deja lugar a dudas con sus opiniones qué personajes están del lado del Bien y cuáles encarnan el Mal. Escrito en un estilo ampuloso y solemne, el autor emplea un marcado tono exótico, evocador, sentencioso…, lleno de exclamaciones, perífrasis… Construido sobre párrafos breves (en muchas ocasiones una única frase) y abundante diálogo entre la multitud de sus personajes. La continua repetición de información (el lector asiste a la narración de los pronósticos y profecías del mago Saulgalib conforme lo van descubriendo los personajes de la leyenda, en total en cinco ocasiones) lastra en ocasiones el ritmo de lo contado.

Sección:
Observaciones: Debe rastrearse también «La estrella de Meruán»

Clasificación genérica: Legendario. Maravilloso. Oriental. Religioso.

María Jesús Amores

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