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Buscador · Informe de cuentos · «Cuadros del día. Un retrato al natural »

Título: «Cuadros del día. Un retrato al natural»
Variantes del título:
Autor: Ferreiro y Peralta, José - ()
Revistas: El Museo Universal, VI, 45 (9 de noviembre de 1862), pp. 356-359.
Volúmenes:
Variantes:
Resumen: Un hombre asiste al entierro de un amigo de su padre y seguidamente, tras una serie de reflexiones en torno a la brevedad de la vida y su inconsistencia, se inicia una analepsis desde el día anterior. Vemos aparecer así al hijo del difunto, don Luis, en casa del protagonista para pedirle ayuda en un asunto de dinero. El protagonista lo acompaña a casa de un amigo, Ricardo, quien les presenta a su vez a un usurero (judío, por más señas). El usurero se niega a prestarle el dinero a don Luis por ser menor de edad, pero entonces Ricardo media para que se encuentre una solución y esta es que el protagonista firme el pagaré. Cuando ya está hecho don Lucas les pide que le acompañen a cobrar esa cantidad a un deudor para dársela a ellos solo para descubrir que el deudor es don Pedro de Aguilar, el padre de don Luis para quien iba destinado el dinero. Todos  ruegan al usurero que se apiade y aplace la entrega del dinero pero don Lucas no lo consiente e incluso amenaza a don Pedro con la cárcel. El cuento acaba con el suicidio de don Pedro para evitar la deshonra de su familia.

Temas, motivos y tipos: Judío. Pobreza. Plazo. Suicidio. Usurero.
Aspectos formales: Se publica dividido en cinco capítulos con numeración romana precedidos de dos breves párrafos donde se emplea el artificio del manuscrito encontrado y trasladado fielmente al lector. Así pues presenta dos narradores en primera persona: el que halla el manuscrito y el «yo» que cuenta la historia, que es un narrador testigo de los hechos. La narración se abre con unos versos de M. Carrillo de Albornoz: «Mas, ¡ay!, si algún bonachón/ te hiciera su tesorero/ zarza serás y él cordero/ que en ti deje su vellón». Debe destacarse el retrato de don Lucas el judío usurero: «Era don Lucas, hombre de algunos (sic) cincuenta años, de regular estatura, ojos saltones y bizcos, y tan flaco que los anteojos apenas podían sostenerse sobre el agudo perfil de su nariz; una boca grandísima y una frente tan estrecha que parecía vereda abierta a pico sobre el espeso matorral de sus cabellos, constituían el conjunto de aquella viviente caricatura».

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Clasificación genérica: Moral. Realista.

María Jesús Amores

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