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Álvaro Gil Sanz

 

El escritor, periodista, político y jurisconsulto Álvaro Gil Sanz (1813-1891) nació en la Salamanca cuando todavía la ocupaban los franceses. Su padre, que formaba parte de la administración bonapartista, fue depurado al final de la guerra y rehabilitado enseguida, en febrero de 1814. Su madre, María Teresa Sanz Serrano y Santos, procedía de Sequeros, lugar al que Álvaro estaría vinculado políticamente.

 

Según su biógrafo Ricardo Robledo, Álvaro Gil estudio Filosofía y Derecho en la Universidad de Salamanca y seguramente se doctoró en Madrid o en el extranjero. En 1834 obtuvo el real título de abogado y montó un bufete en Salamanca, que llegó a ser uno de los más importantes de la ciudad. Su intensa labor de jurisconsulto fue acompañada de una larguísima carrera política en las filas del progresismo, siempre a caballo  entre Salamanca y Madrid. Fue secretario de la junta de Salamanca tras el levantamiento de Espartero en 1840 y diputado por esa ciudad en 1841. En aquel período, se mostró intervencionista en cuestiones eclesiásticas y defendió los intereses de los agricultores salmantinos. En 1854, fue presidente de la junta de Salamanca y, de nuevo, diputado por la ciudad durante el Bienio. En su calidad de parlamentario, propuso entonces modificaciones a la Ley de arrendamientos para favorecer a los colonos que no podían hacer frente a la «desmedida elevación de las rentas» y se ocupó de promover la industrialización de Béjar. Durante los períodos moderados se vio obligado varias veces a huir a Portugal, como ocurrió en 1846, y se dedicó activamente al periodismo, tanto local como nacional. Colaboró, por ejemplo, en La Discusión y en Las Novedades de Fernández de los Ríos.

 

Desde 1860, contribuyó a la creación del Partido Demócrata que, en Salamanca,  contó con el apoyo de los jóvenes y estudiantes que frecuentaban las instituciones más vivas de la ciudad, entre ellas el Liceo Artístico Literario, el Ateneo, el Círculo Industrial, la Academia de Legislación y Jurisprudencia, en las que Álvaro Gil estuvo siempre muy presente. En el período prerrevolucionario que desembocaría en la Gloriosa, fueron decisivas sus colaboraciones en los periódicos locales Adelante y La Provincia, donde difundió un ideario liberal y humanitario que abogaba por el abolicionismo, la supresión de la pena de muerte y la reforma de la instrucción pública. Colaboraba también entonces en La Iberia de Calvo Asensio, en cuyo almanaque de 1862, en un ensayo titulado «Las razas», apostó por la unidad de Europa defendiendo «la idea de la libertad en lo político, la idea del cristianismo en lo religioso», en una síntesis de cristianismo providencialista, seguramente heredado de Chateaubriand y Lamennais, y pensamiento histórico claramente hegeliano.

 

Durante el Sexenio evolucionó hacia el republicanismo. Fue ponente en la Constitución de 1869, diputado por Sequeros en 1872 y Presidente de la Audiencia de Madrid en 1873. En este período colaboró asiduamente en la Revista de España, en cuyas páginas aparecieron sus trabajos más importantes: «Sobre ciencia social» (1869-1870),   «Noticias históricas de la Universidad de Salamanca» (1873-1874), «El jurado en España» (1876), «Examen histórico crítico del derecho penal en lo relativo al cumplimiento de las penas» (1882), «El internacionalismo» (1883-1884), «El movimiento socialista en Rusia y Alemania» (1885).

 

Después de 1868 fue, además, Consejero de Estado, magistrado del Tribunal Supremo, subsecretario de los Ministerios de Gobernación y de Gracia y Justicia, Director General del Registro Civil, de la Propiedad y del Notariado y académico correspondiente de San Fernando. Murió en Salamanca 1891.

 

Álvaro Gil Sanz colaboró en el Semanario Pintoresco Español de Fernández de los Ríos desde 1846 hasta 1853. Se trata casi siempre de estudios biográficos, algunos de ellos sobre personalidades salmantinas. Destacan  «Don Francisco Sánchez Barbero (Floralbo Corintio)» (1851), sobre el poeta víctima del absolutismo de Fernando VII, y «Don Melchor de Macanaz» (1853), que contiene un elogio y una justificación del político ilustrado víctima de la Inquisición. Asimismo, son muy interesantes el «Rasgo histórico. Tentativa de asesinato contra José I de Portugal» (1850), donde se revisa con rigor histórico-jurídico la expulsión de los jesuitas portugueses por el marqués de Pombal, y el artículo «La paz perpetua» (1851), que examina ese concepto en el pensamiento de Bentham, Kant, Benjamin Constant, Hugo, Chateaubriand y Lamennais, entre otros. Álvaro Gil Sanz publicó un único cuento en el Semanario Pintoresco Español, «Alma por alma. Cuento» (1853), que, mediante una paradoja, ilustra su ideología liberal y progresista y su providencialismo cristiano.

 

Álvaro Gil Sanz publicó tres estudios históricos en El Museo Universal: «Salamanca. Breve ojeada a sus ruinas y monumentos» (1867), «La Universidad de Salamanca a su rector don Diego Muñoz Torrero» (1867), «Cristóbal Colón. Algunos puntos confusos de su historia en España. Monumento en Valcuebo» (1868).

 

 

Cuentos

 

A. Gil Sanz, «Alma por alma, Cuento», Semanario Pintoresco Español, 11 (13 de marzo de 1853), pp. 86-87.

 

Otras colaboraciones

 

A. Gil Sanz, «Biografías españolas. Don Manuel José Doyagüe, maestro de la capilla de la catedral de Salamanca», Semanario Pintoresco Español, 13 (29 de marzo de 1846), pp. 102-103.

A. Gil Sanz, «Fernando Gallegos», Semanario Pintoresco Español, 8 (25 de febrero de 1849), pp. 57-58.

A. Gil Sanz, «Fray Diego de Deza», Semanario Pintoresco Español, 10 (11 de marzo de 1849), pp. 73-74.

A. Gil Sanz, «Don Francisco Ramos del Manzano», Semanario Pintoresco Español, 46 (18 de noviembre 1849), pp. 362-363.

A. Gil Sanz, «Rasgo histórico. Tentativa de asesinato contra José I de Portugal», Semanario Pintoresco Español, 32 (11 de agosto de 1850), pp. 251-252.

A. Gil Sanz, «Don Francisco Sánchez Barbero (Floralbo Corintio)», Semanario Pintoresco Español, 11(16 de marzo de 1851), pp. 82-84; 12 (23 de marzo de 1851), pp. 89-91.

A. Gil Sanz, «La paz perpetua», Semanario Pintoresco Español, 40 (5 de octubre de 1851), pp. 318-319.

A. Gil Sanz, «Don Melchor de Macanaz», Semanario Pintoresco Español, 7 (13 de febrero de 1853), pp. 49-50.

Álvaro Gil Sanz, «Salamanca. Breve ojeada a sus ruinas y monumentos», El Museo Universal, XI, 45 (9 de noviembre de 1867), p. 354; XI, 46 (16 de noviembre de 1867), p. 362.

Álvaro Gil Sanz, «La Universidad de Salamanca a su rector Diego Muñoz Torrero», El Museo Universal, XI, 50 (14 de diciembre de 1867), p. 394.

Álvaro Gil Sanz, «Crítica histórica. Cristóbal Colón. Algunos puntos confusos de su historia en España. Monumento en Valcuebo», El Museo Universal, XII, 30 (25 de julio de 1868), pp. 226-227; XII, 31 (1 de agosto de 1868), pp. 242-243.

 

Teresa Barjau

 

Bibliografía consultada

 

Braulio Díaz Sampedro, La politización de la justicia. La designación de los magistrados del Tribunal Supremo (1836-1881), Dykinson, Madrid, 2005, pp.421-423.

Ricardo Robledo, «La Universidad de Salamanca en la crisis del Antiguo Régimen. Textos olvidados de Álvaro Gil», Miscelánea Alfonso IX (2001), pp. 87-101.

 

 

 

 

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